¿Es posible formular un champú sólido sin tensioactivos? ¿Podemos conseguir un producto eficaz? Hoy en Mentactiva vamos a dar un repaso sobre la base de formulación de un champú sólido y veremos algunas alternativas de tensioactivos naturales.
Las formas cosméticas sólidas están volviendo a estar de moda con el auge de los nuevos estilos de vida más minimalistas, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Estando acostumbrados a los formatos más frecuentes y convencionales, podemos llegar a pensar que la cosmética sólida es más incómoda, e incluso menos eficiente. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que la finalidad se puede conseguir igualmente con el formato sólido. En este artículo vamos a hablar en concreto del champú, uno de los productos más especiales e importantes de la rutina de higiene cotidiana.
¿Qué es un champú sólido y cómo se debe usar?
Se trata de una forma cosmética tipo pastilla, que se aclara con agua y que tiene como objetivo la limpieza del cabello y el cuero cabelludo.
Dependiendo de la fórmula utilizada encontramos distintas formas de uso. Lo más habitual es la aplicación en húmedo sobre la raíz del cabello realizando secciones, tras lo cual se masajea, se aclara y se aconseja repetir una vez más.
También se puede usar frotando la pastilla en la mano en húmedo y aplicando la espuma formada sobre la raíz.
¿Cuáles son sus ventajas?
Podría decirse que para el usuario, principalmente son la facilidad de transporte y el poder reducir su packaging al mínimo, disminuyendo la generación de residuos. Son una alternativa perfecta a la hora de viajar en avión.
Habitualmente este formato es más duradero que el líquido y ocupa mucho menos (sólo requiere de una jabonera). Así, el consumidor puede ahorrar espacio en el baño y tiempo en su día a día.
Para el fabricante, el reducir el porcentaje de agua siempre supone un ahorro económico y una disminución del riesgo de contaminación de la fórmula.
A nivel logístico, un formato sólido es por lo general menos frágil y más fácil de embalar y paletizar, optimizando así la distribución. Esto, además, ayuda a que los costes indirectos repercutan en menor medida en el precio (lo cual visto por otro lado, puede permitir aplicar un margen de beneficio un poco mayor).
¿Qué opciones existen en el mercado?
A día de hoy existe una gran variedad de propuestas, tanto dentro de la cosmética natural como también de la no natural.
Podemos comprobar por tanto que se trata de un formato que tiene demanda entre los consumidores. Esto conlleva el desarrollo de fórmulas de elevada complejidad que satisfacen las mismas necesidades que los homólogos líquidos.
Como champú saponificado tenemos los ejemplos siguientes:
- Vital. Champú Sólido Bio. Cabello Seco Y Fino – Matarrania
- Essabó Jabón ecológico Champú – Essabó
Como champú con tensioactivos derivados del coco:
- Champú sólido cabello graso-anticaída – Ecoeko
- Champú Sólido Abisinia – Lamazuna
- Champú de romero – Sab Solids
¿Cómo se podría formular un champú sólido?
En primer lugar necesitamos un agente detergente, es decir, el encargado de limpiar el cabello y el cuero cabelludo. Por lo general representará el porcentaje más alto de la fórmula. Podemos deducir, por tanto, que la formulación de un champú sólido sin tensioactivos, no será tarea fácil. Veremos que las materias primas básicas para la formulación de un champú sólido, incluye alguna molécula con una estructura química tipo tensioactivo.
Tenemos varias opciones a día de hoy:
- El jabón, generado de la saponificación de una grasa o mezcla de grasas con sosa cáustica (NaOH).
- Tensioactivo sólido de por sí que nos permite obtener consistencia de pastilla sin añadir necesariamente agentes de carga adicionales:
- Tensioactivos aniónicos: derivados del aceite de coco como el Sodium Cocoyl Isethionate (SCI), el Sodium Cocoyl Glutamate o el Sodium Coco Sulfate (SCS). A diferencia de otros tensioactivos aniónicos estos presentan un perfil de irritación más bajo.
- Materias primas vegetales con contenido en saponinas: algunas mezclas de raíces de distintas especies como la Zarzaparrilla (Smilax sp.) o Yuca (Yucca schidigera). Cabe destacar que utilizadas por sí solas quizás no sean muy eficaces como detergentes. Sin embargo, al combinarse con un tensioactivo no iónico en proporción 80:20, la espuma resultante es muy agradable. Comentaremos estas opciones en detalle más adelante.
Adicionalmente se pueden utilizar tensioactivos no iónicos (Sucrose Palmitate) o anfóteros (Cocamidopropyl betaine). En ambos casos pueden actuar como co-tensioactivos para compensar la posible irritabilidad que pueden aportar los tensioactivos aniónicos, pero sin que se vean afectados otros parámetros como la detergencia o la espuma. Vigilaremos que el porcentaje de materia activa (m.a.) de la suma total de tensioactivos esté entre el 10 y el 15% para que la limpieza sea eficaz. Porcentajes de materia activa (m.a.) superiores a 25-30% a priori no aportarían mayor eficacia limpiadora a la fórmula, mientras que encarecerían la fórmula final sin aportar valor.
Puede ser de utilidad añadir alrededor de un 2% de glicerina vegetal para favorecer la humectación del cabello y facilitar la limpieza y el posterior desenredado.
Los alcoholes grasos como el Stearic Acid o Cetearyl Alcohol en distintas proporciones (hasta el 30%) pueden aportar mayor consistencia a la pastilla. De hecho, existen fórmulas en las que se emplean sólo tensioactivos líquidos. Gracias a estos agentes de carga y otras materias primas pulverizadas, se consigue con relativa facilidad una pasta que al enfriar queda sólida.
Las arcillas como el Kaolin, o almidones como el de arroz (Oryza Sativa Starch), son adsorbentes y, en este caso, también aglutinantes para facilitar la solidez del producto.
Se pueden incluir aceites, mantecas o extractos vegetales para aportar emoliencia o distintas propiedades en función del efecto deseado. Sin olvidar que estamos formulando un producto de aclarado cuya principal misión es la limpieza, y no tanto el tratamiento del cabello y cuero cabelludo.
Por último, se añadiría un porcentaje suficiente de conservante y perfume (éste último puede ser prescindible) una vez disminuya la temperatura. Por supuesto, podemos añadir algunos activos capilares como los que vemos en el curso de cosmética capilar natural.
¿Se puede plantear una alternativa natural a los tensioactivos?
Formular un champú sólido sin tensioactivos, no tiene mucho sentido, si tenemos en cuenta que su función principal es la de limpiar. Y esto, en formulación cosmética, se consigue con tensioactivos en la mayoría de los casos.
Si lo que queremos es prescindir de todo tensioactivo sintético o semisintético, nuestra única alternativa natural son las materias primas vegetales con alto contenido en saponinas. Estas moléculas, por su estructura química, podrían asemejarse a los surfactantes no iónicos.
Diferentes estudios afirman que las especies de las que más contenido en saponinas se puede aprovechar son Yucca schidigera (Yucca Schidigera Leaf/Root/Stem Extract) y Quillaja saponaria (Quillaja Saponaria Bark, Quillaja Saponaria Wood Extract). Para obtener una detergencia satisfactoria, necesitaríamos un elevado porcentaje de estas materias primas, lo cual podría no ser del todo sostenible. Otras especies empleadas tradicionalmente para este fin serían Sapindus Mukorossi (Sapindus Mukorossi Fruit/Pericarp Extract) o Saponaria officinalis (Saponaria Officinalis Leaf/Root/Stem Powder).
Por citar otro ejemplo, el extracto de semilla de Camellia sinensis (Camellia Sinensis Seed Extract) se puede conseguir en forma de polvo. Se utiliza entre el 2 y el 20% en productos detergentes, pero en general es más empleado como co-tensioactivo o como activo.
Encontramos otros casos en los que se presentan productos que se usan como champú sólido sin tensioactivos. En estos casos se recurre al método de limpieza por adsorción. Se usan como únicos agentes limpiadores la arcilla y el Shikakai (Acacia Concinna Fruit Powder), planta muy apreciada en la tradición ayurvédica por su capacidad detergente. Si bien se puede conseguir una limpieza con este tipo de formulación, lo cierto es que tarda bastante en deshacerse y su uso parece un tanto incómodo para diario. A esto se añade que el Shikakai tiende a oscurecer el cabello, por lo que definitivamente el producto resultante no estaría orientado a un público amplio.
Se dice que las saponinas generan un 40% menos de espuma que los tensioactivos aniónicos, pero no es difícil encontrar materias primas de proveedores de reconocido prestigio basadas únicamente en estos ingredientes. Aportan ensayos demostrando que la cantidad de espuma generada no es tan distinta, y que se mantiene durante más tiempo.
Por tanto, parece sensato el dejar una puerta abierta a estas alternativas aunque tengamos que dedicar un esfuerzo adicional al planteamiento de la fórmula y así, conseguir un champú sólido que resulte práctico, agradable y eficaz.
Todo esto y mucho más relacionado con la cosmética para el cabello lo puedes aprender en nuestro curso de cosmética capilar.
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Referencias bibliográficas
1. CosIng – Cosmetics – GROWTH – European Commission
4. https://www.cosmeticsbusiness.com/technical/article_page/Quillaja_quality/49775
5. Wisetkomolmat, J.; Suksathan, R.; Puangpradab, R.; Kunasakdakul, K.; Jantanasakulwong, K.; Rachtanapun, P.; Sommano, S.R. Natural Surfactant Saponin from Tissue of Litsea glutinosa and Its Alternative Sustainable Production. Plants 2020, 9, 1521. https://doi.org/10.3390/plants9111521