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En los últimos años el estudio del exposoma ha tomado gran interés. El impacto del exposoma sobre la piel debe es también objeto de estudio. Como formuladores cosméticos debemos conocer los diferentes factores para poder diseñar un abordaje cosmético eficaz.
En este artículo vamos a ver los principales factores del exposoma que afectan a la piel. Además daremos algunas ideas de diseño de productos cosméticos para hacer el abordaje.
El exposoma es el conjunto de factores de exposición a los que está expuesta una persona desde que nace hasta que muere. El término fue introducido por Christopher Wild en 2005.
Durante años se hizo un profundo estudio sobre el genoma humano. De este estudio se derivaron (y aún siguen derivándose) grandes descubrimientos sobre la aparición y progreso de las enfermedades relacionadas con un componente genético. El estudio del exposoma y su impacto en la salud humana nos ayuda a entender cómo nuestro entorno puede condicionar nuestro estado de salud.
La piel como órgano más externo del cuerpo está influenciado por estos factores de exposición. Es una barrera que recibe el impacto de la radiación solar o la contaminación. Pero además su estado y evolución a lo largo de los años también se ve claramente influenciada por la alimentación y el estilo de vida.
En los próximos puntos vamos a ver cómo la radiación solar, la contaminación, la alimentación, el tabaquismo, el estrés y la falta de descanso pueden afectar al aspecto y salud de nuestra piel. Haremos una exposición resumida en cada uno de los puntos, para evidenciar el impacto, pero sin profundizar en los efectos de cada uno de los factores del exposoma.
Está claramente comprobado que la radiación solar produce el conocido como fotoenvejecimiento de la piel. Como hemos visto en otros artículos, la radiación solar está compuesta, de menor a mayor longitud de onda, por radiación ultravioleta (UVA, UVB y UVC), luz visible y radiación infraroja (IR).
De la radiación ultravioleta, llega a nuestra piel la UVA y la UVB. La primera es capaz de penetrar hasta la dermis produciendo el daño a largo plazo. La UVB penetra en capas más superficiales y desencadena la respuesta rápida a la exposición, como el enrojecimiento de la piel. Ambas, UVA y UVB dan lugar a la generación de radicales libre como los ROS (reactive oxigen species). Estos radicales intervienen en reacciones metabólicas que dan lugar a la degradación de componentes de la dermis y la epidermis que se visibilizan con signos de envejecimiento como arrugas y manchas. Además la radiación UVA es capaz de producir alteraciones en el ADN, promoviendo la aparición de melanoma.
Si quieres saber más sobre la estructura de la piel y sus componentes, en nuestros cursos dedicamos un espacio a ello. Este conocimiento es fundamental para un correcto desarrollo de productos cosméticos.
Además de la radiación ultravioleta, estamos expuestos a otras radiaciones solares. La radiación IR y la luz visible estimulan la producción de metaloproteinasas, enzimas que degradan el colágeno, fundamental para la integridad de la dermis. También en este artículo vimos el impacto de la luz azul en la piel.
Es necesario mencionar que además de las reacciones que estas radiaciones provocan en la piel por sí mismas, también interaccionan con otros factores del exposoma como partículas contaminantes o componentes de la microbiota. Estas interacciones hacen que en muchos casos las respuestas negativas se vean exacerbadas.
En la troposfera se pueden identificar los siguientes compuestos contaminantes:
En cuanto a los gases, entre otras cosas, se ha visto una relación entre la exposición a monóxido de carbono y una mayor incidencia de dermatitis atópica. También algunos estudios reflejan que ozono troposférico es capaz de destruir bacterias presentes en la piel y que forman parte de la microbiota.
Los HAP en la piel, estimulan la producción de mediadores inflamatorios que afectan a la capacidad de la epidermis para regenerarse.
Y por nombrar otros efectos de la polución en la piel, las PM también aumentan la producción de mediadores inflamatorios, de radicales libres y metaloproteinasas (que como veíamos antes están implicadas en la degradación del colágeno).
Es bien conocido que una alimentación saludable hace que nuestra piel muestre mejor aspecto. Mejora la luminosidad, el tacto y el color. Además mantiene “a raya” algunas alteraciones como la xerosis o el acné.
Tener una dieta rica en antioxidantes ha demostrado un efecto protector de algunos procesos oxidativos, algunos de ellos derivados de la exposición solar. Por otro lado, la ingesta de azúcares se relaciona con la glicación de proteínas, un proceso que conlleva un envejecimiento acelerado de la piel, con la aparición de arrugas. También el consumo de productos fritos o tostados (en los que haya ocurrido reacción de Maillard) tiene una respuesta en el organismo de oxidación e inflamación.
Existen estudios muy curiosos en los que se puede ver el estado de la piel de dos gemelos, uno fumador y el otro no. El consumo de tabaco, e incluso la exposición a ambientes con humo de tabaco, conlleva alteraciones en la pigmentación de la piel y la aparición de arrugas.
Son típicas las arrugas en el contorno de la boca (conocidas comúnmente como “código de barras”) y los ojos. La aparición de estas arrugas podría estar mediada también por la estimulación de metaloproteinasas, además de por el hábito gestual.
El estrés mantenido en el tiempo puede causar graves alteraciones en el cuerpo humano. Sin duda, el aspecto de la piel es una de ellas. Se puede ver como falta de luminosidad, aparición de alteraciones en las secreciones e incluso hábito gestual que promueva la aparición de cierto tipo de arrugas en zonas localizadas.
Todo esto estaría mediado por una respuesta hormonal al estrés, así como inmunitaria. Con todo lo que ello conlleva. Además se suma el aumento de los procesos oxidativos en los que intervienen radicales libres y el consecuente daño al ADN celular.
La falta de descanso y sueño puede producir alteraciones en la integridad de la barrera cutánea. Además, es bien conocido que produce alteraciones estéticas como ojeras, bolsas, palidez y falta de luminosidad.
Como formuladores cosméticos, ¿qué podemos hacer para minimizar el impacto del exposoma en la piel?
Os proponemos diferentes estrategias, vinculadas a cada uno de los factores que hemos visto. Para que sea más práctico, os las presentamos en la siguiente tabla:
| FACTOR | ESTRATEGIA COSMÉTICA |
| Radiación solar | – Fotoprotección – Amplio espectro, que abarque UV, IR y luz visible – Antioxidantes – Como la vitamina C o la vitamina E para contrarrestar la producción de radicales libres |
| Contaminación | – Limpieza – Tensioactivos suaves que no alteren la barrera cutánea – Protección – Asegurar la integridad de la barrera cutánea, por ejemplo con aceites vegetales |
| Alimentación | – Promover hábitos de dieta saludable – Aprovechar propiedades de los alimentos como activos cosméticos, como el caso de los superfoods |
| Tabaquismo | – Promover la supresión tabáquica – Cuidado contorno boca y ojos – Hidratación, con activos como el ácido hialurónico |
| Estrés y descanso | – Rutinas de autocuidado – Experiencias holísticas y sensoriales – Atención plena en autocuidado |
En nuestros cursos de formulación de cosmética natural aprenderás a integrar todas estas estrategias para crear productos que mejoren el aspecto de la piel. En el curso introductorio sentamos las bases para comenzar y en el curso de formulación avanzada se amplían conocimientos y se presentan formas innovadoras para crear los mejores productos.
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Escrito por María José Gea
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