El término fitocosmética hace referencia al estudio del uso de los productos vegetales o fitoingredientes con finalidad cosmética. La propia palabra lleva implícita la parte natural, por lo que fitocosmética natural podría ser incluso redundante.
Vamos a hacer un repaso de los conceptos más importantes de la fitocosmética así como qué tener en cuenta como formuladores de cosmética natural.
¿Qué es la fitocosmética natural?
La cosmética natural se nutre de ingredientes y compuestos presentes en la naturaleza. Por ello, todos aquellos ingredientes naturales, sencillos y eficaces, son adoptados para la formulación de cosméticos.
Se llama fitocosmética al estudio del uso de los productos vegetales o fitoingredientes con finalidad cosmética.
Los productos vegetales suelen ser complejos, con gran cantidad de compuestos activos que confieren acciones concretas, a veces, más de una.
En muchos casos no son reemplazables por sustancias sintéticas o bien no son fácilmente imitables en el laboratorio de síntesis, puesto que la complejidad de compuestos otorga una sinergia y seguridad funcional.
Las sustancias activas de los vegetales se encuentran en la mayoría de sus partes, aunque pueden concentrarse en alguna de ellas. Es interesante conocer cual es la tendencia de cada especie, para utilizar las partes más adecuadas y ser más eficiente.
Asimismo, a veces toda la planta tiene una acción similar, a veces encontramos una acción distinta en cada parte del vegetal.
¿Hay fitocosmética no natural?
La fitocosmética parte generalmente del uso de especies vegetales por lo que se hace difícil entender una fitocosmética no natural. No obstante, las palabras nos ayudan a describir procesos nuevos y distintos y, por tanto, se podría entender como fitocosmética no natural aquella que implementa procesos de extracción y/o utilización más rápidos, con compuestos específicos no tradicionales. Así, si tenemos a disposición aquella parte vegetal de donde extraemos la molécula responsable de una acción, se puede generar en grandes cantidades lo que conlleva un ahorro en cantidad de materia prima y una estandarización del producto resultante, tan apreciado en la industria.
En la actualidad, además, con el avance del conocimiento y la innovación de diversas técnicas, proliferan propuestas de obtención de fitoingredientes para cosmética utilizando, por ejemplo, sistemas de cultivos no convencionales con menor gasto hídrico, menor huella de carbono, respetando, incluso, especies en peligro, siendo, en definitiva, más sostenibles que los cultivos tradicionales ecológicos.
Quizás, más que hablar de fitocosmética natural o no natural, tendremos que referenciar a la fitocosmética de obtención clásica o de innovación.
Fitoingredientes más utilizados en cosmética natural
La naturaleza ofrece muchísima variedad en lo que a extractos vegetales o fitoingredientes se refiere. Por ello, es importante saber exactamente para qué queremos incorporar el fitoingrediente. A veces, una misma función cosmética se obtiene con extractos vegetales distintos. En este caso, podemos valorar cuál será mejor teniendo en cuenta el objetivo y la forma fitocosmética final del producto que vamos a formular.
Es importante tener claro el objetivo con el que queremos incorporar el fitoingrediente para crear nuestra fitocosmética.
Los efectos más relevantes que aportan los extractos vegetales son antioxidantes, descongestionante, calmante, despigmentante, reparador, nutritivo, hidratante, remineralizante, entre otros.
A continuación, detallamos algunos de los fitoingredientes más utilizados en cosmética.
Aceites vegetales, mantecas, ceras
Se extraen, normalmente, de una parte concreta del vegetal y aportan a la formulación componentes lipídicos tales como ácidos grasos o ceramidas. Por ejemplo, en el caso de los aceites vegetales se obtienen por primera presión en frío de la parte que los contenga.
A continuación, se mencionan los ingredientes lipídicos más utilizados:
- Albaricoque (Prunus armenica)
- Argán (Argania spinosa)
- Cacao (Theobroma cacao)
- Carnauba (Copernicia cerifera)
- Candelilla (Euphorbia antisyohilitica)
- Coco (Cocos nucifera)
- Higo Chumbo (Opuntia ficunsidica)
- Jojoba (Simmondsia chinesis)
- Karité (Butyrospermum parkii)
- Macadamia (Macadamia ternifolia)
- Pepita de uva (Vitis vinifera)
- Ricino (Ricinus communis)
- Rosa mosqueta (Rosa moschata; Rosa canina)
- Salvado de arroz (Oryza sativa)
- Salvado de trigo (Triticum vulgare)
En el curso de introducción a la formulación de cosmética natural para la piel vemos algunos de éstos y otros aceites, mantecas y ceras.
Aceites esenciales
Existe una gran variedad de especies aromáticas que nos deleitan con aceites esenciales. La mayoría de ellos, se obtienen mediante la técnica de destilación por arrastre de vapor o, en el caso de los cítricos, por expresión de la piel de su fruto.
Como ejemplos de aceites esenciales utilizados en fitocosmética, hay:
- Cedro (Cedrus atlantica)
- Ciprés (Cupresus sempervirens)
- Geranio (Pelargonium graveolens)
- Incienso (Boswellia carterii)
- Lavanda (Lavandula officinalis)
- Manzanilla romana (Matricaria chamomila)
- Menta (Mentha arvensis)
- Mirra (Commiphora myrrha)
- Naranja dulce (Citrus aurantium dulcis)
- Neroli (Citrus aurantium dulcis)
- Romero (Rosmarinus officinalis)
- Rosa (absoluto de; Rosa damascena)
- Siempreviva (Sempervivum tectorum)
- Vetiver (Vetiveria zizanoides)
- Ylang-Ylang (Cananga odorata)
Otros extractos vegetales de alto interés cosmético
Hay muchas especies vegetales que podemos incorporar en nuestra formulación cosmética. En este caso, serán extractos obtenidos, la gran mayoría, mediante la maceración. Esta técnica consiste en poner en contacto la parte más concentrada del fitoingrediente con un solvente adecuado durante un tiempo determinado, en presencia o ausencia de temperatura.
Cada composición única de cada especie va a necesitar que escojamos correctamente el solvente necesario para extraer lo deseado. Así podemos obtener extractos oleosos (con aceite), extractos hidroalcohólicos o tinturas (mezcla de agua y alcohol) o hidroglicerinados (mezcla de agua y glicerina).
Como ejemplos de este grupo de extractos hay:
- Algas Fucus (Fucus vesiculosus)
- Aloe (Aloe barbadensis)
- Avena (Avena sativa)
- Café (Coffea arabica)
- Caléndula (Calendula officinalis)
- Castaño de indias (Aesculus hippocastanum)
- Centella asiática o gotu cola (Centella asiatica)
- Cola de caballo (Equisetum arvense)
- Flor de las nieves (Leontopodium alpinum)
- Hammamelis (Hammamelis virginiana)
- Hiedra (Hedera helix)
- Regaliz (Glycyrrhiza glabra)
- Sauce (Salix alba)
- Té (Camelia sinensis)
- Zanahoria (Daucus carota)
En el campo de los extractos vegetales, se sigue investigando muy activamente para determinar los componentes, las funciones cosméticas y la eficiencia de cada fitoingrediente. De entre la bibliografía, encontramos estudios, como el de Lianza M et al. (2020) que testean una batería de ingredientes vegetales para saber su potencialidad como antioxidantes y preventivos de la aparición de manchas.
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Variabilidad en la composición de las plantas utilizadas en fitocosmética
Las plantas y, a su vez, los extractos que obtenemos de ellas, presentan el inconveniente que su composición no es siempre la misma. Por ejemplo, algunas sustancias activas aparecen como respuesta adaptativa de la planta hacia las condiciones en las que vive.
La presencia de unos u otros activos y su proporción depende de factores tales como el clima, tipo de suelo, forma de cultivo, ambiente, momento de la recolección, etc.
Cuando queremos utilizar un fitoingrediente para la formulación cosmética es muy importante plantearnos si elaboraremos el extracto vegetal o bien lo adquiriremos a un proveedor.
Si utilizamos extracciones industriales, probablemente, los extractos estén muy bien estandarizados aun habiendo posibles diferencias por el origen natural de la materia de partida. En cambio, si realizamos nuestros propios extractos, deberemos protocolizar muy bien todo el proceso y asegurarnos mediante analíticas concretas que obtenemos las sustancias que buscamos en el fitoingrediente.
Los puntos más importantes a tener en cuenta si elaboramos nuestros extractos serían:
- Escoger y utilizar aquellos vegetales que sabemos que aportarán la propiedad cosmética que buscamos.
- Tener proveedores de confianza si adquirimos o compramos las plantas o recolectar en lugares limpios y libres de contaminación para evitar la presencia de pesticidas u otros contaminantes.
- Recolectar en el momento óptimo, usar frutas maduras y con buen aspecto.
- Utilizar las partes adecuadas para la extracción.
- Utilizar en método de extracción y el solvente adecuado para obtener las mezclas activas.
- Selección, secado, molinado y almacenajes adecuados.
Comparar materias primas vegetales, como saber qué activos contiene y en qué porcentaje.
Los activos responsables de la acción fitocosmética van a pertenecer, generalmente, a sustancias del metabolismo primario de los vegetales o del metabolismo secundario.
En el primer caso, nos encontramos con componentes que serán hidratos de carbono, lípidos o proteínas. En el segundo, las sustancias van a pertenecer a glucósidos o heterósidos, polifenoles, terpenoides o alcaloides.
Es importante saber cuál es la naturaleza del o de los fitoquímicos del extracto vegetal con el que vamos a formular.
Existen unos códigos oficiales llamados farmacopeas, que son de pago, que recogen los estándares o requisitos de calidad de las materias primas farmacéuticas de mayor uso, así como de las formas farmacéuticas. Se trata de códigos que se deben respetar para asegurar la naturaleza, calidad y composición de las sustancias medicinales y excipientes. Recogen:
- Monografías sobre cada sustancia o planta.
- Exigencias mínimas de obligado cumplimiento sobre:
- Carácter de la sustancia medicinal.
- Excipientes.
- Métodos de ensayo y análisis.
- Procedimientos de preparación, esterilización, conservación y acondicionamiento.
En el caso de optar por comprar el extracto ya preparado a un proveedor, podemos conocer su manera de trabajar y la información acerca de los principios activos, las condiciones extractivas y porcentajes de las sustancias más representativas, se facilitará con las hojas informativas de los lotes que compremos a través de los distintos análisis obligatorios para producto de materia prima.
En este punto, pues, para crear nuestra fitocosmética debemos, después de valorar el objetivo principal del cosmético y el fitoingrediente con el que queremos formular, si elaboramos el extracto que queremos o lo adquirimos.
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Bibliografía
1. Lianza M , Mandrone M, Chiocchio I, Tomasi P, Marincich L and Poli F. Screening of ninety herbal products of commercial interest as potential ingredients for phytocosmetics. JOURNAL OF ENZYME INHIBITION AND MEDICINAL CHEMISTRY 2020, 35, 1287–1291
2. Georgiev V, Slavov A, Vasileva I, Pavlov A. Plant cell culture as emerging technology for production of active cosmetic ingredients. Eng. Life Sci. 2018, 18, 779–798
3. Trehan S, Michniak-Kohn B, Beri K. Plant stem cells in cosmetics: current trends and future directions. Future Sci. OA (2017) 3(4), FSO226 eISSN 2056-5623
4. Segundo-Álvarez Cruz, Bague-Serrano. FITOCOSMÉTICOS. AMV Ediciones. (2012).
5. Farmacopea Europea. https://www.edqm.eu/en/european-pharmacopoeia-ph-eur-10th-edition, visitado el 04/03/2021.