Seleccionar ingredientes para cosmética infantil natural puede resultar complicado y confuso, sobretodo si se está empezando con este tipo de formulaciones de cosmética natural.
La piel infantil
Los bebés y los niños pequeños son individuos completamente formados, aunque sus estructuras son muy inmaduras. Y su piel no es una excepción. Los recién nacidos a término tienen una piel que funciona correctamente pero requiere cuidados especiales, adaptados a sus necesidades y que sea respetuosa con su naturaleza. La piel no alcanza su completa madurez hasta la adolescencia, cuando todas las glándulas están en completo funcionamiento.
Debido a esta inmadurez, la piel de los niños se debe cuidar desde el nacimiento, pero hay que evitar “agredirla” porque se lesiona con facilidad evitando ponerla en contacto con agentes que puedan dañarla.
Sin embargo, la piel infantil se recupera fácilmente con un mínimo cuidado. La alta facilidad para lesionarse frecuentemente queda compensada con una alta capacidad de recuperación de las lesiones o agresiones.
Los niños, además, tienen una relación entre el peso y la superficie corporal mayor que la de los adultos. Su piel, sobre todo si está escoriada, absorbe mucho mejor los productos y sustancias que para los adultos son perfectamente seguras. Esto hace que puedan penetrar la piel infantil y tener efectos sistémicos tóxicos.
Es bueno tener siempre en cuenta que el objetivo del producto debe ser el cuidado de la piel, es decir, mantener su integridad y el equilibrio con el exterior. De esta forma la piel podrá madurar correctamente y cumplir con sus funciones de protección contra infecciones, toxinas, fuerzas mecánicas, radiación ultravioleta, agentes químicos, agentes físicos. Además de mantener la sensación táctil tan importante para el desarrollo psicoafectivo que empieza desde recién nacidos.
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Cómo seleccionar ingredientes para tus fórmulas de cosmética infantil natural
Así, siempre que pensamos en formular productos de cosmética natural para niños o para bebés nos asaltan las mismas dudas: ¿Qué ingredientes elegir? ¿Cómo diseñar los productos para que se adapten a su delicada piel?
Hay miles de ingredientes a elegir y es necesario contar con unos criterios que ayuden a hacer la selección y a diseñar nuestro producto de la mejor forma posible.
En el curso de cosmética natural infantil aprenderás a formular con ingredientes seguros para la piel infantil. Además se profundiza sobre las características de la piel infantil y se tratan otros temas de relevancia para conseguir un producto de éxito, como la estabilidad y la conservación.
Menos es más
El primer criterio útil es aplicar en el diseño de nuestra fórmula siempre el “menos es más”. Si podemos conseguir el mismo efecto con un solo ingrediente, mejor que utilizar dos o tres. Las fórmulas para uso infantil deben ser simples y con pocos ingredientes. Evitaremos las combinaciones complejas.
Como hemos comentado antes, la piel infantil es inmadura y no tiene desarrollados todos los mecanismos de defensa frente a los agentes externos. Por tanto, es mejor limitar las combinaciones para no estresar sus defensas. Así, además, se reduce el riesgo de interacción entre los ingredientes y se mejora el perfil de seguridad.
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Conoce tus ingredientes
La segunda guía para diseñar productos de cosmética infantil natural es “no innovar”. Los productos infantiles no son el lugar para probar una nueva cera o un activo exótico. Para formular cosmética infantil natural, utilizaremos siempre ingredientes de cosmética natural conocidos, que hayamos utilizado con anterioridad o que sean de uso común o tradicional (por ejemplo: en medicina china, en tradición ayurvédica, en remedios naturales tradicionales…).
Emoliencia, limpieza suave y regeneración
La principal necesidad de la piel de niños y bebés es la hidratación. Aunque la piel de los bebés es realmente muy suave, suele estar muy seca y se deshidrata con facilidad. Esto es debido a que su función barrera es inmadura y la tasa de pérdida transepidérmica de agua (TEWL por sus siglas en inglés) es mayor que la de los adultos.
Debemos, por tanto, escoger emolientes que ayuden a mantener o restauren la función barrera. Son de preferencia los aceites de primera presión en frío, ya que mantienen intactas sus vitaminas y antioxidantes naturales y evitamos el riesgo de residuos de disolventes utilizados en la extracción.
Como activos hidratantes preferiremos aquellos que forman parte del NMF (factor de hidratación natural de la piel) como, por ejemplo: la urea (en bajas concentraciones), glicerina, fosfolípidos, sacáridos, PCA…
En los productos de higiene (jabones, champús…) elegiremos tensioactivos suaves, que no deslipidicen en exceso y ayuden a mantener la función barrera de la piel, aunque sacrifiquemos parte del poder limpiador.
La piel infantil suele estar expuesta a irritaciones, ya sea por el roce del pañal o por la acumulación de sudor en los pliegues de la piel. Como hemos comentado, la capacidad de regeneración de la piel infantil es superior a la del adulto, pero incluir algún ingrediente con poder regenerador suave puede ser útil.
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Restricciones en la formulación de cosmética infantil natural
Pero entonces, ¿podemos utilizar cualquier ingrediente de los que conocemos? ¿o existen algunas restricciones a tener en cuenta o ingredientes a evitar?
La piel infantil no se puede definir cómo «piel sensible», pero al ser inmadura sus características se parecen mucho y nos puede marcar las pautas para un correcto desarrollo de este tipo de producto cosmético. Como hemos indicado anteriormente, los ingredientes a elegir deben ser productos de baja irritación, no agresivos con la piel.
Es preferible el uso de sustancias con poco riesgo de producir alergias y que, como ya comentábamos, sean conocidas. Evitaremos siempre que sea posible el uso de colorantes, perfumes, conservantes e incluso podemos reducir los emulsionantes al mínimo para evitar dañar la función barrera que, como hemos comentado, es muy frágil.
Las fórmulas deben estar muy levemente perfumadas o ser sin perfume. Evitaremos el uso de aceites esenciales puros y solamente utilizaremos aquellos de perfil toxicológico más contrastado como por ejemplo Lavandula angustifolia, Azahar, Rosa, Tomillo tujanol, pero siempre con mucha precaución y utilizando la menor concentración posible. Y evitaremos siempre el Eucaliptol, Mentol o Alcanfor ya que pueden producir broncoespasmo en menores de 2 años.
Hay que poner especial atención en evitar sustancias CMR (de las siglas en inglés carcinogenic, mutagenic, or toxic for reproduction), disruptores endocrinos o que aparezcan en el Anexo XIV de REACH. Para ello, debemos solicitar a nuestro proveedor la hoja de seguridad de la materia prima antes de utilizarla y verificar que no aparece ninguna de estas menciones.
Incluir la menor cantidad efectiva de ingredientes activos, con especial atención en los filtros solares. Para cosmética infantil elegiremos siempre filtros minerales (óxido de zinc o dióxido de titanio).
Una mención especial merecen los polvos de talco, muy ampliamente utilizados en el continente americano pero que actualmente están en el punto de mira. A nivel de formulación, la aplicación de una sustancia en polvo de entrada reseca la piel de la zona de aplicación, en especial la zona genital, que posteriormente se humedece por la orina. Con estos cambios continuos se somete la piel a un sufrimiento continuo. Además, el talco es un cristal, el de menor dureza que existe en la naturaleza es cierto, pero un cristal al fin y al cabo y con el movimiento continuo de las piernas del niño pueden dañar la piel. Para evitar estos daños y sus posibles sobreinfecciones, es recomendable emplear aceites que permitan mantener la humedad y eviten el roce directo de la piel con la propia piel.
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Por otro lado, están apareciendo evidencias cada vez mayores de la alta toxicidad sistémica que tiene el talco si se inhala. Al aplicar el producto en polvo, es inevitable que el bebé inhale parte del polvo, y la exposición a esta sustancia puede ser muy nociva.
En el caso de este tipo de producto es más recomendable utilizar fórmulas emolientes como pastas o ungüentos, ricas en aceites que combinen las propiedades absorbentes y protectoras del talco o el óxido de zinc con una buena capacidad emoliente y restauradora de la barrera protectora en la zona de pañal.
Por tanto, en líneas generales, nuestro producto debería contener pocos ingredientes (los indispensables) y los elegiremos entre los conocidos y con seguridad contrastada. Los activos escogidos, deberían tener un buen poder emoliente y preservar o mejorar la función barrera, con activos hidratantes y eventualmente algún elemento regenerante.
Escrito por Celia Campos. Tutora de Mentactiva.
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