En la última década, y más concretamente en los últimos años, hemos empezado a escuchar algunos conceptos relacionados con el microbioma. Términos como microbiota, metagenómica, preobióticos, probióticos, simbióticos o postbióticos se han colado en nuestro vocabulario de una forma natural, hasta que se han integrado en nuestra nueva forma de ver la salud.
En este post pretendemos ayudaros a comprender mejor estos términos, e invitaros a hacer una reflexión sobre lo que todo lo relacionado con el microbioma puede significar en el presente y en el futuro de la cosmética natural.
Aunque es un tema muy extenso de abordar, tanto por su complejidad como por su continua evolución a nivel científico, intentaremos resumir algunas ideas importantes que deberían de quedar claras para poder referirnos con propiedad a todo lo relacionado con este apasiónate mundo de los microorganismos, y en su relación con las funciones que pueden desempeñar sobre nuestra salud, y en extensión, en la salud de nuestros órganos, entre los que se encuentra nuestra piel.
Repasando la historia del microbioma
Si nos fijamos en la literatura, las primeras referencias a microorganismos datan del siglo XVII, cuando Anton van Leeuwenhoek escribió sobre unos “animáculos” que había observado en su microscopio. Casi dos siglos más tarde, Louis Pasteur, un bacteriólogo francés, descubría las primeras bacterias anaerobias intestinales. El término microbioma fue descrito por primera vez en 2001, por el biólogo molecular estadounidense Joshua Lederberg. Este científico, afirmaba que los microorganismos y los seres humanos forman una gran unidad metabólica, reconociendo que las bacterias que habitan nuestro organismo, en realidad, nos están protegiendo.
De hecho ¿Qué sería de nuestro mundo sin microorganismos? Nadie dudará de la importancia que estos han tenido y tienen en la evolución humana y terrestre. Sin ellos la vida terrestre no sería posible.
Aunque se ha avanzado mucho con el desarrollo del “Human Microbiome Project” (HMP), puesto en marcha en el 2008, la información de la que disponemos no es más que la punta del iceberg de lo que en realidad significa el estudio del ADN de todos los filos y especies bacterianas que habitan en nuestro cuerpo.
Con la secuenciación del material genético del microbioma se ha generado un nuevo campo de investigación, llamado metagenómica, que permite el estudio profundo de las poblaciones microbianas más allá de su cultivo en laboratorios.
Gracias a las investigaciones más recientes, se ha visto que el microbioma va mucho más allá de su propia actividad metabólica en sus nichos ecológicos dentro del cuerpo humano, ya que cumple con funciones que pueden estar relacionadas con la actividad de los componentes que conforman sus estructuras y sistemas. En esto se basa parte del trabajo de desarrollo de nuevos activos cosméticos, y creemos que es un campo que, aun estando en una fase muy incipiente, tiene un gran potencial de aplicación.
Pero… ¿a que nos referimos cuando hablamos de microbioma?
Para entender mejor el mundo de la microbiota y del microbioma tenemos que empezar por definir estos conceptos, ver cuál es su significado, y el de todos los términos que se han ido desarrollando en los últimos años. Así pues:
Microbiota
Es el conjunto de microorganismos que viven en asociación con un organismo, en el caso de los humanos, en el cuerpo humano. Esta microbiota está compuesta por bacterias, eucariotas (entre los que se encuentran los hongos), arqueas, virus y parásitos. Todos estos microorganismos coexisten en diferentes nichos ecológicos, en el interior, en la superficie, en las mucosas y las cavidades del cuerpo humano conformando comunidades que proporcionan un equilibrio o homeostasis a la zona en la que habitan. Este equilibrio de denomina eubiosis.
En contrapartida, un desequilibrio de las poblaciones bacterianas que conforman la microbiota se denomina disbiosis. Debido a su pequeño tamaño, la microbiota representa entre un 1% y un 3% del peso corporal de cada individuo, y los microorganismos que la conforman se encuentran en un número parecido a las propias células que componen nuestro cuerpo.
Las funciones que lleva a cabo la microbiota son variadas, y muy necesarias para la salud. Sintetizan vitaminas, descomponen algunos alimentos para la obtención de nutrientes, entrenan a nuestro sistema inmune para que pueda reconocer las sustancias peligrosas y tóxicas y producen moléculas anti-inflamatorias que ayudan a luchar contra los desequilibrios biológicos, actuando en la prevención de enfermedades.
La microbiota que podemos encontrar en nuestro organismo, será diferente según en la zona del cuerpo en la que miremos, y dependerá en gran medida del sustrato que la alimente y de las condiciones físico-químicas en las que se encuentre. Así pues, podemos decir que encontraremos una microbiota diferente en composición y proporción en la mucosa vaginal que enla de la cabidad oral, y que los microorganismos presentes en la zona axilar serán también distintos de los que podamos encontrar entre los dedos de los pies. De hecho, en la piel podemos encontrar hasta 20 tipos de variaciones en la microbiota dependiendo de la zona, y en cada una de estas zonas infinidad de filos bacterianos diferentes. De ahí la importancia de respetar al máximo las características propias de cada uno de estos nichos ecológicos en particular.
Microbioma
El microbioma es el conjunto de información genética derivada de del estudio de la microbiota. Con los estudios más recientes se ha demostrado que existen más genes derivados de la microbiota que del propio genoma humano y que estos genes pueden tener un impacto directo en nuestra salud.
Actualmente se usan indistintamente las palabras microbioma y microbiota aunque ya hemos visto que se refieren a cosas distintas.
Metagénomica
Es la disciplina que ha surgido en torno al estudio del microbioma. Mediante la metagonómica se analizan los componentes genéticos de los microorganismos que se encuentran en una comunidad o en una muestra ambiental.
Probióticos
Son consideradas probióticas todas aquellas bacterias que, al ser administradas en concentraciones adecuadas, producen un beneficio para la salud del huésped que las recibe. Los probióticos han de ser capaces de sobrevivir al ácido estomacal y a la bilis, y se tienen que administrar en cantidades suficientes para que se adhieran a la pared intestinal. Además, tienen que ser tolerados inmunológicamente. Los mecanismos mediante los que estas bacterias ejercen una acción positiva sobre la salud son diversos; se han descrito acciones como la inhibición competitiva de patógenos, la producción de ácidos orgánicos o la inmunomodulación, por citar algunos ejemplos. Estos mecanismos, además, pueden estimular respuestas no específicas a nivel celular y humoral.
Prebióticos
Son ingredientes no digeribles por los enzimas digestivos, que sirven como sustrato para la estimulación selectiva del crecimiento de ciertas bacterias localizadas predominantemente en el colon, y que contribuyen a mejorar la salud del huésped al que son administrados. La inulina, los fructooligosacáridos (FOS), la lactulosa, el almidón resistente o los β-glucanos son algunos ejemplos de prebióticos. Actualmente se han desarrollado prebióticos de acción sobre la piel, es decir, actuando como sustrato para la microbiota dérmica. Este es uno de los focos de acción a nivel cosmético que está ganando terreno en la actuación sobre el microbioma.
Simbióticos
Cuando probióticos y prebióticos se hallan combinados en el mismo producto y se administran de forma conjunta se denominan simbióticos.
Postbióticos
Un postbiótico es un subproducto metabólico generado por un microorganismo probiótico, y que tiene una influencia biológica en las funciones del huésped. Este también podría ser uno de los campos a desarrollar en el futuro de los activos cosméticos, ya que no hablamos de microorganismos vivos sino de los metabolitos activos que dan funcionalidad a los propios microorganismos.
Respetando el microbioma
Sabemos que cada individuo tiene su propio microbioma, que éste le ha acompañado desde posiblemente antes de su nacimiento, y que ha ido evolucionado a lo largo de su vida. La microbiota, y por extensión el microbioma, son altamente influenciables. Factores como el tipo de nacimiento (por parto natural o por cesárea) o el tipo de lactancia (materna o de fórmula) tienen una gran importancia en la programación de toda la microbiota del bebé. También sabemos que a pesar de que cada individuo tiene una microbiota propia se puede adquirir una microbiota pasajera según en entorno en el que dicho individuo se encuentre. Factores como los hábitos de higiene, la forma de alimentación, el nivel de estrés emocional o la actividad física que haga, entre otros muchos, son muy importantes para definir el microbioma de cada persona. Así pues, vemos que el microbioma, es muy influenciable por el contexto personal de cada individuo. Esto es algo que hay que tener muy presente, el microbioma no es algo inmóvil y estacionario sino más bien todo lo contrario, es un parámetro dinámico e influenciable, en parte, por nuestro estilo de vida.
A nivel cosmético, la influencia que podemos tener sobre el microbioma de nuestra piel dependerá de diferentes factores. Sería lógico pensar que debemos ser lo más respetuosos posible con los nichos ecológicos de microorganismos de cada una de las zonas de nuestra piel. Desde un punto de vista cosmético no es posible por el momento actuar de forma directa sobre el microbioma de la piel, pero sí que podemos modularlo para favorecer su eubiosis.
La aplicación de probióticos no es una opción viable ya que como hemos visto se tratara de microorganismos vivos, y estos no están autorizados para uso cosmético. Las líneas de investigación se centran en alternativas que pasan por sintetizar moléculas o activos que favorezcan el equilibrio de la piel. Algunos ejemplos serían el uso de prebióticos, postbióticos o moléculas bioactivas como lisados de bacterias con capacidad mimética a la acción de la la microbiota beneficiosa de la piel.
A nivel de higiene, sí que hay algunas cosas que podemos hacer para actuar de forma positiva sobre ella, citamos algunos ejemplo y recomendaciones:
- Utilizar productos de higiene respetuosos con el pH de cada zona de la piel a los que vayan destinados. Cada microorganismo necesita unas condiciones óptimas de pH para su actividad metabólica, cuando hay una disrupción en este pH es cuando se pueden producir situaciones de desequilibrio o disbiosis.
- Utilizar productos cosméticos de eliminación sin detergentes agresivos, escogiendo fórmulas con contenidos bajos en tensioactivos aniónicos como los sulfatos, y priorizando con tensioactivos más suaves como los anfotéricos. Si te interesa este tema, puedes acceder a nuestros cursos de cosmética natural.
- Aplicar productos naturales biomiméticos con la piel que puedan ser sustratos para el microbioma, por ejemplo, que contengan activos prebióticos.
- Igual de importante es lo que nos ponemos como lo que no nos ponemos, así que aconsejamos no abusar de productos de síntesis química que puedan afectar la microbiota de la piel como perfumes con alto contenido en alcohol, u otros bactericidas (incluyendo algunos aceites esenciales).
- La higiene excesiva pueden eliminar los sustratos esenciales de la microbiota, cambiar las condiciones químicas del entorno e incluso desplazar algunos microorganismos, no abuses de la limpieza corporal.
- Debido a que la piel es un órgano neuroinmunoendocrino, cualquier cambio a nivel emocional u hormonal también tendrá un impacto sobre los sustratos y los procesos bioquímicos de la misma. Así que apostar por un estilo de vida saludable también es un factor protector del microbioma de la piel.
- Factores ambientales como la contaminación ambiental o los productos tóxicos irritantes también tendrán un impacto directo sobre el microbioma, intenta llevar un estilo de vida lo más natural posible.
- Por último, y aunque aún no está suficientemente desarrollado a nivel científico, se ha visto en algunos estudios como el desequilibrio de ciertos nichos ecológicos intestinales pueden tener un impacto directo en la microbiota de la piel, a través de mediadores bioquímicos, así que cuidar el organismo de una forma integral también puede tener un impacto positivo sobre nuestro microbioma dérmico.
Ahora que ya sabes un poco más sobre el microbioma y lo que puedes hacer por protegerlo, ¿te atreves a dar el primer paso emprendiendo tu propia línea centrada en estos nuevos conceptos? Si necesitas ayuda con el desarrollo de tus productos desde el equipo de Mentactiva te podemos ayudar.
Escrito por María Cerdán. Tutora de Mentactiva.
Recursos
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